Confesiones de una experta en cuidar a otras personas, no tanto cuando se trata de permitir que otras la cuiden

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El acto de cuidar, como maestría, el acto de ser cuidada, como locura. Rebelarse ante los mandatos del pasado, pedir ayuda, sabiendo que llegará a caudales. Permitir que el río entre en casa, que serene el incendio que asedia, que se lleve las cenizas, que un día tuvieron la osadía de ser cimientos.